OCUPADOS Y DESOCUPADOS
A
lo largo del siglo XVIII fue cambiando también la modalidad de explotación de
la tierra: rotación de cultivos, uso de algunos fertilizantes, mejoras en el
instrumental de labranza, reducción del personal al mínimo
imprescindible. En los
lugares en que se aplicaban estos cambios generalmente en las tierras de las
personas más pudientes se tendió a aumentar la producción y, en consecuencia, a
bajar los precios. A su
vez, los campos fueron cercados y los grandes propietarios, conscientes de los
beneficios que les brindaba el nuevo sistema, se adueñaron de las tierras de
los campesinos quienes, de esta manera, se quedaron sin nada.
Esto
provocó que muchos comenzaran a trasladarse hacia los centros urbanos en busca
de trabajo. En las ciudades
que comenzaron a llenarse de establecimientos industriales, las familias
numerosas se veían en serias dificultades, porque siempre la cantidad de
puestos de trabajo era menor que la masa de obreros sin empleo. Los campesinos no paraban de llegar a
las ciudades y esto empeoraba las cosas: ante tanta oferta de mano de obra, los
patrones rebajaban los sueldos y hasta despedían a los que estaban trabajando
para tomar niños y pagarles menos. En
los grandes centros industriales ingleses, como Manchester, Londres y
Liverpool, los desocupados se contaban por miles.
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