martes, 1 de mayo de 2012

Recursos


Recursos naturales:
El clima frío y húmedo obligó a los ingleses a procesar gran cantidad de tejidos, lo cual se vio favorecido por la gran producción lanar. También había suficiente energía hidráulica y recursos de carbón y hierro que impulsaron la mecanización. La ubicación geográfica inglesa facilitó el comercio marítimo al punto de transformarla en la “reina de los mares”.

Paz interna:
Desde fines del siglo XVI el equilibrio entre la Monarquía y el Parlamento generaron las condiciones favorables para los intereses de comerciantes y terratenientes que encontraron las garantías para invertir en nuevas empresas

Aumento de la población:
Como consecuencia del aumento de la producción y de los cambios políticos mejoró notablemente el nivel de vida. Esto generó un aumento en la capacidad para consumir bienes (favorece el mercado interno) y brinda mano de obra abundante y barata a las nuevas fábricas

Desarrollo del comercio y la agricultura:
Durante la primera mitad del siglo XVIII la producción aumentó y el uso de nuevas técnicas y el cercamiento de los campos generó desempleo rural lo que obligó a muchos campesinos a emigrar a las ciudades (mano de obra de las futuras fábricas). Por otra parte, Inglaterra extendió su comercio por toda Europa, lo que aumentó el mercado para su producción

Desarrollo de la ciencia:
Interés por descubrir mecanismos para hacer más rápidas, eficaces y sencillas las actividades de producción, sobretodo en la rama textil. Se inició un proceso acelerado de descubrimientos científicos y la invención de maquinaria destinada a la industria. Estos científicos recibieron el apoyo y la financiación de los burgueses interesados en aumentar su producción fabril.