La Revolución industrial fue un periodo histórico comprendido
entre la segunda mitad del siglo XVIII y
principios del XIX, en el que Gran Bretaña en
primer lugar, y el resto de Europa continental después, sufren el mayor conjunto de
transformaciones socio-económicas, tecnológicas y culturales de la historia de la humanidad.
La economía basada en el trabajo manual fue
reemplazada por otra dominada por la industria y la manufactura. La
Revolución comenzó con la mecanización de las industrias
textiles y el desarrollo de los procesos del hierro.
La expansión del comercio fue favorecida por la mejora de las
rutas de transportes y posteriormente por el nacimiento del ferrocarril. Las innovaciones tecnológicas más importantes
fueron la máquina de vapor y la denominada Spinning Jenny, una potente máquina relacionada con la
industria textil. Estas nuevas máquinas favorecieron enormes incrementos en la
capacidad de producción.
Así
es que en la Revolución
industrial se aumenta la cantidad de productos y se disminuye el tiempo en el
que estos se realizan, dando paso a la producción en serie, ya que se simplifican
tareas complejas en varias operaciones simples que pueda realizar cualquier
obrero sin necesidad de que sea mano de obra cualificada, y de este modo bajar
costos en producción y elevar la cantidad de unidades producidas bajo el mismo
costo fijo.
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